14.10.12


Fue un momento tan extremadamente sensible que llegué a sentir la química ebullendo en mis tejidos, el impulso nervioso galopando entre neuronas, los pensamientos congelados en el instante.
Una caricia excesivamente dura, como vidrio incandescente, se dejó caer sobre su espalda al tiempo que él escuchaba el silbido de un corazón que moría, o creía morir.
La belleza era tan intensa que dolía, y cortaba... y aunque no nos mató, hizo sangrar nuestra alma.

¿Qué es dañino sino nuestra mente descontrolada? Sacudiendo nuestros sueños, ahogando nuestra disciplina, desconectándonos de la vida para acabar con nuestra persona.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Sensaciones que revolotean en mi mente